La capacidad de adaptarse a situaciones adversas e inesperadas son esenciales para los hombres y mujeres del campo. Se trata de una industria al aire libre siempre asociada a un clima casi impredecible. Algunos productores llevaron estos atributos al extremo y, además de crear soluciones, también crearon historias y ejemplos de lucha.
Pablo Jacquier es un tambero de la localidad de Darregueira (Buenos Aires), en el partido de Puán, casi límite con La Pampa, debió recurrir a la creatividad para zafar durante las terribles inundaciones que han afectado a la región desde 2016, creando su original vehículo semi-colectivo, semi-tractor. Pablo tiene 46 años y vive en el mismo campo junto a su esposa y sus dos hijos.
En 2016, la zona sufrió una de las peores inundaciones de la historia, sus dos tambos quedaron aislados por el agua, lo que dificultó enormemente el traslado de la producción diaria al pueblo a unos 40 kilómetros del campo. Inicialmente usaba un tractor para llevar la leche al pueblo a una velocidad de 8 kilómetros por hora, por lo que le tomaba 12 horas diarias cargar la leche y entregarla en el destino. Esta situación produjo "una fuerte fatiga, mucha presión" comentó Pablo.
Entonces, el productor y aficionado a la mecánica y herrería decidió buscar una mejor solución para la distribución de su producto, que acortara el tiempo y brindara más seguridad y comodidad para su trabajo. Entonces Pablo trajo un Mercedes-Benz 1114 de los años 80s que tenía en el campo, lo modificó e instaló ruedas de tractor, lo cortó por la mitad y agregó un remolque con dos tanques de leche, y salió a transportar la producción de leche para asegurar los ingresos y el bienestar de su familia.
Esta adaptación tomó a Pablo y su familia algo más de una semana, pero comenzó a diseñarla en su cabeza cuando se dio cuenta de que las inundaciones que se avecinaban. Por eso, a partir de abril de 2016, junto a sus hermanos hicieron la planificación y el listado de partes necesarias. Después de ensamblar las piezas, solo tomó cuatro días completar armar el Bonditrac, que aún funciona, aunque por suerte ya no sumergido en agua y barro.
" Todos sabíamos de fierros y con las partes,
fue relativamente fácil ", explicó Pablo.
Mirá el video:
El chasis y su carrocería han sufrido algunas modificaciones para adaptarse a las condiciones de uso en el campo: reforzaron los elásticos para soportar más peso peso y los neumáticos de tractor. La carrocería se cortó por la mitad y la placa de gancho del semirremolque se agregó a la parte trasera descubierta. En el primer intento de encendido, el viejo Mercedes bramó fuerte y orgulloso. Pablo lo aceleró y lo condujo a través de montes, tranqueras y animales que parecían indiferentes. Dijo: "Los animales están acostumbrados al ruido".
En el interior y en el resto de la carrocería, se conservan algunos asientos originales, que se ubican en el lateral del vehículo. En medio del antiguo corredor de pasajeros, había un compartimento para guardar herramientas y, por supuesto, el infaltable equipo de mate.
Hasta casi 80 cm de agua, el bonditrac anda bien. En el interior, el agua intimidante empuja la puerta hacia adentro y se inundan las escaleras. Detrás hay un semirremolque que tiene dos tanques con una capacidad total de transporte de aproximadamente 10.500 litros de leche. Por supuesto, con el camino inundado, solo se pueden llenar unos 6.500 litros por día para evitar quedar empantanado.
Ellos ya forman parte de la Bolsa de Trabajo
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